El regreso de Mariana Pajón

Sentada en una silla ubicada al lado izquierdo de uno de los camerinos estaba ella, serena, tranquila. Sonriente. Esperaba su turno de subirse a una bicicleta estática para medir su velocidad. Sus carcajadas animaban el lugar cada vez que uno de sus compañeros hacía el ejercicio.

A su turno, quita el sillín de la máquina, se levanta sobre ella y con un ritmo frenético empieza a pedalear.

Sus piernas se mueven a toda velocidad mientras su rostro se enrojece. Frunce los labios y sus manos se aferran al manubrio. “Más rápido, más rápido, así es. Fuerza”, le grita el entrenador Jorge Wilson Jaramillo. Pasan diez segundos y se detiene.

Junto al técnico evalúa los resultados sobre la pantalla y se fija la meta del próximo intento.

De repente, la mirada de Mariana Pajón se pierde momentáneamente en el horizonte. En ese momento de introspección pasará por su cabeza, quizás, todo lo que tuvo que sortear unos meses atrás para volver a hacer un movimiento que se volvió rutina.

Una lesión de ligamento cruzado en la pierna izquierda, durante la semifinal de la Copa del Mundo en Papendal, Holanda, el 6 de mayo del año pasado, fue un sacudón para darse cuenta de qué magnitud es su resiliencia.

La 18 veces campeona mundial y bicampeona olímpica en Londres-2012 y Río-2016 está rodando de nuevo, disfrutando como si fuera la primera vez de ese gusto que le genera la bicicleta, la compañera con la que espera llegar a Tokio-2020 y, de nuevo, subirse al primer lugar del podio.

En charla con EL COLOMBIANO, la piloto habló de su recuperación, sus primeras carreras nacionales y su regreso a las competencias internacionales este fin de semana, justo en el mismo lugar donde ganó su primer campeonato del Mundo: Argentina.

¿Cómo fueron esos nueve meses de recuperación?

“Fue un proceso lindo, pero también lento y doloroso. No te deja dormir. Fue frustrante porque pasé de competir a aprender a caminar de nuevo. Cuando llegó el momento de aceptación de lo que me había pasado empecé realmente la recuperación. Comenzamos a trabajar fuerte, fueron días de lágrimas, de sufrimiento, de no querer, de no saber qué pasaba hasta que llega un momento en el que te das cuenta que está en ti, y en nadie más, lograrlo. Si lo quieres entonces te levantas y trabajas. Esos primeros pedalazos fueron dolorosísimos, pero ver como estoy ahora es entender que el proceso valió la pena”.

¿Cómo manejó mentalmente la lesión y qué trabajos de este tipo realizó para superarla?

“Junto a Jonathan Bustamante nos sentamos y analizamos muchas situaciones, primero fue el porqué pasó, porque una lesión no ocurre por azar, o porque el destino quiso que fuera así. No. Pasó por algo, entonces es darse cuenta realmente de lo que sucedió, analizar qué se puede mejorar y ahí me dije: ‘Vamos a empezar de cero, a volver a disfrutar lo que estaba haciendo’, yo creo que este proceso me hizo caer en cuenta de que ahora lo importante no es un resultado si no ser feliz haciendo lo que me gusta, eso que te mueve. Hubo muchas cosas que se trabajaron mentalmente y antes de que pudiera rodar en la pista ya estaba ‘pedaleando’ en la cabeza, así fue más fácil la transición”.

¿Qué sacó de positivo de todos estos meses?

“Lo más importante fue entender que todo tiene una ruta y un propósito, pero no fue sencillo. Después de ganar dos veces en los Olímpicos me preguntaba mucho ¿por qué más voy a competir?. Ahí fue cuando superar la lesión se convirtió en un reto a corto plazo y eso además de moverme a mí, movió a mi familia, a mi esposo, a mi equipo de triunfo. Lo frustrante era no saber cuándo iba a volver a competir, pero sentirme de nuevo bien y saludable era lo primero”.

Además de familia y equipo, también hubo una persona que la apoyó en todo este proceso, Diego Arboleda…

“Sí, con Diego vivimos la lesión muy cerquita uno del otro, incluso el pronóstico de él era mucho peor que el mío (fractura de fémur), hacíamos las terapias juntos, verlo con esas ganas de superarse fue una inspiración para mí. Es una persona que tiene una mentalidad demasiado tesa y una pasión enorme”.

Con él pedaleó la primera vez tras la lesión…

“Siiií, fue a un lado de la pista, íbamos a cinco kilómetros por hora, creo que un niño del semillero iba más rápido que nosotros (risas), pero estábamos felices, como si hubiésemos aprendido a montar. Lo vivimos al cien. Lloramos, nos asombramos de volver a sentir todo eso que experimentas practicando este deporte. Es un lindo recuerdo”.

Luego de todo este proceso, ¿esperaba un arranque tan bueno?

“La verdad no sabía qué esperar. Para mí es una satisfacción enorme estar otra vez sobre mi bici. A mí, la verdad, ya ningún resultado me identifica, yo estoy feliz con lo que he hecho, con lo que he logrado y seguiré trabajando duro”.

Lleva cuatro de cuatro en el Campeonato Nacional que ahora lleva su nombre…

“Es un proceso que ha sido muy lindo, de mucho aprendizaje, también de mucha paciencia, pero estoy muy contenta con lo que se ha logrado. A veces me sorprendo y otras no tanto porque yo sé todo el trabajo que le hemos puesto a estar de nuevo en la pista. Yo sé que me falta, pero todo marcha bien”.

Y llegó el momento de competir nuevamente en el plano internacional…

“El Suramericano es la primera carrera en el extranjero que voy a correr este año, es una competencia HC-C1, más que la C1 (las dos suman puntos a la clasificación a los Olímpicos) que corrimos en Manizales, pero esta ya es en Argentina con otras corredoras y estoy feliz de volverme a poner el uniforme de Colombia”.

Vuelve a competir en un país en el que tiene buenos recuerdos…

“En Argentina siempre nos va muy bien. Mi primer campeonato del mundo lo gané allá, entonces me trae buenos recuerdos. La pista de San Juan es de cinco metros, es una challenger como la Antonio Roldán de Medellín y eso nos favorece mucho”.

Después de San Juan, ¿qué otras carreras vienen?

“Este año es de muchas competencias, son todas las de Copa Mundo. Después de San Juan se viene una Nacional, acá en Medellín, que es C1, luego viene la primera Copa del Mundo en Manchester, después en Holanda. Vamos a Brasil al Continental, después a las copas en París, eso es todo hasta junio, después se viene el Campeonato del Mundo, los Juegos Panamericanos, más copas Mundo, tengo carreras casi cada fin de semana por la clasificación a Tokio-2020”.

¿Y los Juegos Nacionales? O se va a concentrar en los Olímpicos…

“No. Yo nunca olvido cómo empecé y seguiré corriendo carreras locales y nacionales como lo he hecho toda mi vida. Cuando hay competencias internacionales que se cruzan con las locales, me parece triste pero tengo que darle la prioridad a los eventos que suman para clasificar a los Juegos Olímpicos, pero a las que pueda asistir obviamente iré”.

Información tomada del elcolombiano.com
FOTO JAIME PÉREZ